Novelas en capítulos y cuentos cortos

domingo, 4 de diciembre de 2016

UN NUEVO AMANECER, Cap 3

"No viviré si no es para buscarte y cruzaré el dolor para adorarte". 
Silvina Ocampo

El día comenzó agitado en la redacción del periódico "El Nacional". Todos estaban compungidos por la muerte del General Paz. La hemiplejía terminó por derribar al coloso defensor de los intereses de la Patria, al veterano de la Revolución de Mayo, al férreo opositor del Dictador Juan Manuel de Rosas.
Durante toda la mañana se trabajó en el diseño de la primer página, en donde se anunciaba el deceso.
Bautista era el cronista responsable de la lamentable noticia. Ensimismado en su historia no reparó cuando la tinta negra de la pluma, con la que esgrimía reflexiones que enaltecían al noble difunto, ensució su mentón.
Al pasar junto a su escritorio, Joaquín comenzó a reír.
_ ¿Cuál es la broma? _ explotó malhumorado. Joaquín Insúa tenía el don de sacarlo de sus casillas.
_  El mismo distraído de siempre. Tenés la cara manchada de tinta.
Sorprendido por la afirmación de su amigo, tomó una franela de uno de los cajones y se frotó con rabia.
_ Parece que no es un buen día, ¿no? _ lo interrogó jocoso.
_ No consigo dar el final adecuado a esta crónica sobre los méritos del General Paz._ contestó con preocupación.
_ Te ayudo, falta poco para la tirada del mediodía _  se ofreció amablemente.
Joaquín Insúa fue la persona generosa que ayudó a Rafael en el momento más crítico de su vida. Perdido y desorientado, dueño de un pasado envuelto en el misterio, sólo encontró un poco de solaz en la amistad desinteresada que Joaquín le ofreció desde su primer encuentro en la tienda hospital de Caseros.
Rafael no recuperó la memoria. Lo intentó con denuedo, pero fracasó.
_ Es horrible esta sensación de vacío. Busco en mi memoria y sólo encuentro oscuridad. ¿Quién soy, Joaquín?, ¡quién soy,carajo!_ solía repetir angustiado.
_ No te angusties. Ya verás, cuando menos te imagines, recordarás _ lo animaba.
De regreso a la ciudad, Joaquín invitó a Rafael a su casa.
_ No se hable más, te venís conmigo. Mi casa es amplia, tiene varios dormitorios. Además está Candelaria, una negra que es como mi segunda madre y que cocina de maravillas. Su ambrosía es la mejor de todo Buenos Aires.
_ ¿Tus padres qué dirán? Soy un perfecto desconocido, ni nombre tengo _ se preocupó.
_ Padres no tengo, murieron en un accidente cuando era pequeño. Volvían de España de visitar a unos tíos y su barco naufragó. Desde entonces Candelaria me ha cuidado y consentido...¡mi querida Cande! Ella estará encantada de recibirte. En cuanto a tu nombre... _ pensó rascándose la cabeza _  Que te parece Bautista Roldán. Tengo un amigo que te puede facilitar los documentos de identidad.
_ ¿Facilitar?, dirás falsificar._ se escandalizó.
_ Que más da, facilitar, falsificar...¡es lo mismo!Lo importante es que puedas acreditar tu identidad cuando te presentes en el periódico buscando trabajo.
_ Yo, ¿trabajar en un periódico? _ ironizó
_ Que tiene de extraño, ¿acaso has olvidado escribir? _ se asustó.
_ No, leer y escribirme me acuerdo perfectamente, pero no sé si estaré a la altura...
_ ¡Tonterías!, claro que lo estarás. El jefe de redacción es mi amigo, así que tu puesto en la redacción es un hecho.
Tal como lo auguró Joaquín, Rafael, desde ese momento conocido como Bautista Roldán, pasó a formar parte del grupo de periodistas del emblemático periódico "El Nacional".
Una vez terminada la nota, caminaron las pocas cuadras que separaban su casa de la redacción. Conversaron animadamente sobre los últimos acontecimientos que mantenían en vilo al país.
_ Fue acertada la decisión de separarnos de la Confederación. La economía de Buenos Aires prospera a pasos agigantados gracias a los ingresos aduaneros _ sentenció Joaquín,
_ ¿Entonces estás de acuerdo en no compartir las ganancias con el resto de las provincias?
_ Me parece perfecto. Me juego enterito que Urquiza invertiría la mitad de esos ingresos en arriesgadas campañas militares.
_ Campañas militares cuyo único objetivo es hundir cada vez más al país _ aseveró con fastidio Bautista.
_ Exacto...y la otra mitad seguro irían a parar al bolsillo del "Morao" _ apaodo con que los porteños denigraban  la figura de Urquiza. "Morao" en el léxico gauchesco significa: vil, cobarde.
_ Seguramente invertiría en su palacete. ¡Habrase visto semejante desfachatez! Me enteré que está trayendo tallistas, herreros, pintores y jardineros del extranjero. En los jardines está proyectando levantar un palomar que podría albergar hasta 650 palomas.
_ ¿Y qué me decís del lago artificial? Clarita me contó que se rumorea que Urquiza está planeando un baile a la vera del mismo _ le confió Joaquín.
_ Así que Clarita...¿ya te decidiste a declararle tus sentimientos?
_ No, todavía no. Me falta coraje, amigo _ expresó frustrado.
_ Apurate porque si no otro te va a ganar de mano _ se rió Bautista.
_ ¡Que decís! ¡No me asustes! El padre de Clarita, don Julio, me invitó a cenar mañana en su casa y cuando encuentre el momento oportuno ¡la encaro!_ suspiró esperanzado
Al llegar, se les hizo agua la boca con el aroma que venía de la cocina.
_ ¡Carbonada! ¡Cómo te quiero Cande, cómo te quiero! _ gritó Joaquín, mientras se desprendía de su chaqueta azul oscuro y colgaba del perchero el sombrero de copa alta, corrió a sentarse a la mesa. Bautista lo siguió igual de entusiasmado.
_ ¡Jóvenes alborotadores! ¿Nunca van a madurar? _ chilló una negra que, a pesar de su gordura, se movía con donaire balanceando sus amplias caderas debajo de una pollera multicolor. En la cabeza lucía un turbante rojo fuego.
_ ¡Nunca! Basta de sermones y serví rápido que morimos de hambre _ ordenó con picardía Joaquín.
Candelaria, simulando enojo, les sirvió orgullosa su deliciosa carbonada. Joaquín y Bautista, como golosos que eran, disfrutaron del excelente guiso a base de choclo, zapallo, orejones, zanahoria, batata y papa. Lo acompañaron con un buen vino carlón.
Antes del postre, escucharon unos golpes en el portón de entrada, gritos de bienvenida y pasos rápidos por el zaguán hasta el comedor.
Joaquín, al ver a los visitantes, se sorprendió y alegró.
_ Imanol, Amelia...¡qué sorpresa!. Bautista, ellos son mis queridos primos de España.



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