Novelas en capítulos y cuentos cortos

jueves, 5 de noviembre de 2015

LA CABECITA NEGRA Cap 26

Buenos Aires, Avellaneda. Primavera de 1934

Una melodía triste y solitaria envuelve con alas de añoranza el corazón de la joven que la escucha taciturna, acurrucada en un rincón de la amplia cocina. Un velo de lágrimas le impide ver la entrada de otra joven que presurosa se acuclilla a su lado. Le pasa un brazo por los hombros uniendo amorosamente sus cabezas.
"Sus ojos se cerraron
  y el mundo sigue andando,
  su boca que era mía
  ya no me besa más.
  Se apagaron los ecos
  de su reír sonoro
  y es cruel este silencio
  que me hace tanto mal".
Mientras Gardel, desde la radio, continúa entonando el lamento dulce y desgarrador de "Sus ojos se cerraron", la hermana menor comparte, generosa, el dolor que hiere a la mayor.
_ Alma, basta ya de llorar, pasó mucho tiempo desde la muerte de Esteban. No me gusta verte así. Vos sos un cascabel, que la pena no te gane...¡vamos, arriba que la vida es linda y nos ofrece siempre una nueva oportunidad para ser feliz! _ Matilde trató de animarla.
_ Sos tan chiquita, pero tan madura. ¿Te dije que te quiero un montón? _ la abrazó.
_ Siempre...¿ves?, te arranqué una sonrisa _ se alegró.
_ ¿Qué hacen ahí acurrucadas como dos ratitas asustadas? _ doña Antonia, su madre, apareció en la cocina con ganas de tomar unos mates. _¡Que tango triste!, cambia de sintonía Mati, ésto no le hace bien a la Alma. Vengan pa' cá que les preparo unas tortas fritas.
_ ¡Que rico mami!, yo cebo los amargos _ Matilde corrió solícita a encender la hornalla.
_ A ver, cuénteme, ¿ de vuelta le agarró la nostalgia por el Esteban? M'hija tiene que estar contenta ahora que dispué de tanto buscar encontró trabajo.
_ Tiene razón mami...es que lo quise mucho _ las lágrimas volvieron a jugarle una mala pasada.
_ No me llore m'hijita, va a ver como algún día aparece otro mozo que la haga reír.
_ Nunca voy a volverme a enamorar, ¡nunca! _ se agitó.
_ El tiempo que todo lo cura lo dirá...¡Y esos mates!, ¿para cuándo Mati?
_ Casi, casi.
_ Alma , alcanzame el fuentón. Harina, levadura, un poco de sal, agua tibia. Todo listo. Enllená de aceite la sartén. Avisame cuando estea bien calientito._ Alma corría de un lado para el otro siguiendo las indicaciones de su madre.
Las tortas fritas y los mates en tan deliciosa compañía fueron un bálsamo para el dolor de Alma.
Las palabras de Esteban resonaban en su memoria : "La familia es el mayor tesoro que puedas tener Alma. Es un bastión indestructible que ningún enemigo puede vulnerar. Esa familia quiero formar con vos". En aquel entonces le pareció un acertijo el deseo de Esteban, sin embargo, ahora comprendía el significado profundo del pensamiento. "Esteban, querido, ¡cuánto te extraño!. Todo lo que sé lo aprendí a tu lado. Siempre vas a estar en mi corazón".
_ ¡Alma!, ¿estás en babia?, fijate quien está golpiando _ doña Antonia la despertó de su ensoñación.
_ Hola Alma, me olvidé las llaves, es que salí  muy apurada hoy a la mañana, casi pierdo el colectivo _ era Sofía que llegaba de la fábrica de galletitas en donde trabajaba como operaria_ ¡Qué olorcito y con la hambre que tengo!
Sofía entró como un vendaval, tiró el sombrero y su cartera sobre una silla y se atragantó con el mate que le sirvió Matilde.
_ ¿Cómo te fue? Tomá, come esta que está recién sacada de la sartén _ doña Antonia, siempre atenta a las necesidades de sus hijas.
_ Estoy reventada. La hija de puta de mi jefa no me dio ni un minuto de respiro _ se quejó con la boca llena.
_ Denunciala con el César. Él está en el Sindicato que lucha por los derechos de los trabajadores_ la alentó Alma indignada por el atropello de la clase patronal.
_ Me da miedo que si protesto me echen
_¡Que va!, el César no lo va a permitir. Yo voy a hablar con él.
_ Prefiero que no, Alma. Dejemos las cosas como están. Vos sabes como es el César, un calentón y me va a meter en problemas. Por favor, Alma, no le digás nada _ le suplicó Sofía.
_ La Alma no va a abrir el pico, ¿entendido? _ le ordenó seria doña Antonia.
Malhumorada, Alma, se retiró a su dormitorio, tenía que preparar la ropa con la que se iba a presentar al día siguiente en su trabajo.
Eligió con cuidado su atuendo. Quería causar buena impresión ante su patrona. Una pollera angosta de color negro a mitad de pierna, una blusa de algodón blanca con botoncitos de nácar y zapatos de taco negro y puntera redondeada. Revolvió entre los sombreros de sus hermanas y optó por uno pequeño que dejaría al descubierto un par de aros tipo pinzas, regalo de Esteban."Este recuerdo de tu hijo no pudiste arrebatármelo, vieja ladina".
Alguien golpeó a su puerta.
_ ¡César!, que sorpresa. Te hacía en el bar con el Laureano jugando al billar.
_ Quise venir a desearte suerte por mañana.
_ Vení, sentate. Estoy muy nerviosa. Y, ¿si no le gusto?. Yo soy medio bruta y ésa es una gente pituca.
_ Tranquila negrita, el Esteban te enseñó mucho.
_ No me llames de ese modo..."negrita" me llamaba el Esteban.
_ Perdoná, no quiero angustiarte y menos en este momento. Vas a ver como todo sale de perilla _ la besó en la frente.
_ No sé como agradecerle a doña Gina por la recomendación. Si no hubiera sido por su hija, yo estaría todavía sin empleo.
Irene, la hija de la encargada del conventillo que albergó a los hermanos Galarza cuando llegaron del Chaco, trabajaba como mucama en una casona ubicada sobre la calle Montes de Oca para una familia adinerada. Al conseguir un puesto con un sueldo más alto en la fábrica Phillips, renunció ofreciendo su puesto a Alma.
_ Sí, Irene es muy linda_ se le escapó a César.
_ ¡Queee!,no me digas que ya le echaste el ojo. No te hagas el vivo con esa muchacha, mirá que le debo el empleo._ se preocupó Alma, su hermano siempre enredado en polleras.
_ Para que te voy a mentir, me gusta la gringa , pero te prometo que la voy a respetar. Además don Nicola me vuela los sesos de un escopetazo si me paso de la raya _ se rió.
_ No me causa gracia. Espero que sepas comportarte, bastante tenemos con la Lucía y su hijita, que es tuya ...A propósito, ¿ fuiste ayer al cumpleaños de la nena? Cuando me fui, te seguía esperando la pobrecita.
_ Caí tarde. Sabes que no me aguanto a la Alejandra, es una pesada, siempre con esa jeta de vino picado.
_ ¡César! _ se escandalizó._ Entonces...con la Lucy..¿nada de nada?
_ Nada. Lo que pasó es historia, calentura de un momento. La voy a ayudar, la nena es mi responsabilidad y un Galarza no le escapa a sus obligaciones. Pero hasta ahí llegó mi amor, no me pidas más.
_ Está bien, si no la queres no te vas a arruinar la vida. Lo importante es que pudiste confesárselo a la máma y ella no te condenó.
_ Primero pensé que me iba a matar, ¡como me grito!, pero cuando se le pasó la calentura me hizo prometer que jamás abandonaría a mi hijita y eso es lo que estoy haciendo. Ahora te dejo para que descanses. Pensá que este laburo te va a ayudar a olvidar la injusticia que sufriste cuando la bruja de tu suegra te echo de la casa con una mano adelante y la otra atrás.
_ Yo estoy contenta porque voy a poder aportar con mi sueldo. Tenemos muchas necesidades y lo imprescindible es la insulina de la máma... Y hablando de plata,nunca me terminaste de contar quien era el sinvergüenza que nos extorsionaba.
_ No me hagas acordar que "engrano".
_ ¿Quién era César? Me mata la curiosidad.
_ Lo único que tenes que saber es que al mal parido le di su merecido y parece que entendió mi mensaje porque no volvió a aparecer. Con la guita que le saqué al degenerado de Machuca, alquilamos esta casita para la máma.
_ La veo tan feliz...desde que está en Buenos Aires, la noto animada, rozagante...¿Sabes que me
dijo?"Ustedes son la razón de mi vida".
_ ¡Viejita linda! _ se emocionó César _ Me voy Alma. Suerte mañana
Cuando Sofía y Matilde se dispusieron a descansar, encontraron a su hermana roncando. Con una sonrisa cómplice y tratando de no hacer ruido, se acostaron en las camas contiguas. Todas tenían mucho con que soñar.
Sofía, con un grupo de niñas a las que le enseñaba el catecismo vestida de...¡monja!.
Matilde, con un muchacho rubio de ojos tan celestes como el mismo cielo.
Alma, con su adorado Esteban.

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